sábado, 27 de febrero de 2016

Pasa a limpio tus sueños

Vale. Hagamosle caso.
Vamos a pasar a limpio nuestros sueños.
Pero es que todos mis sueños,
llevan tu nombre
porque, hace mucho,
tus labios
se me quedaron
incrustados
en el corazón.

Los sueños
son mis pesadillas,
ya que un sueño
si es sueño
realidad no es.

Tengo una gran lista
de verbos
acabados en -te:
besarte,
cuidarte,
abrazarte,
comprenderte,
amarte.

Después de todo,
mi diccionario eres tú,
que embarcas
versos en tus labios
y poesía en tus manos.
Seamos sinceros,
la poesía y tú
habéis entrado
por la misma puerta
del mismo corazón
y parecéis no marcharos
nunca de mi mente.

Sigamos pensando
en la escritura,
aunque a mí
siempre me gustó gritar(te)
que menos versos
y más besos;
sobre todo porque una cosa
enlaza a la otra.

Pero sigamos
por donde andábamos.
Ah, sí, los sueños.
Tengo pocos sueños,
más bien pesadillas,
un poco de insomnio
y una poesía.
Un café caliente
y unas cuantas hojas.
Y tú a mi izquierda.

Sí, creo que ése es mi sueño.
O un par de labios
que me salven de las rimas
o un par de manos
que me salven de esta vida.
Que me abracen,
que me quieran,
que me hablen y que me sostengan.

Porque creo que esta noche
me voy a caer
de sueño(s).
A ver si mañana
paso a limpio
uno de ellos.

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