martes, 9 de febrero de 2016

Perdón, Paula

Tengo miedo de separarme de ti,
y de tus continuas bromas.
Porque sin ti, no soy nada.
Porque sin ti, no soy yo.

Dejemos por un instante la poesía. Voy a ser clara.
Perdón. Es como si me hubiese introducido en el túnel de mis miedos
y ahí está el sentimiento de culpabilidad, flotando por encima de todos. Perdón por todo. Por las cosas hechas y por las que, conociendo mi expediente, haré. Por los errores cometidos (no hace falta decirlos, tú ya los conoces). Por el pasado. Sobre todo, por el pasado. ¿Cómo decirlo? La culpa me estaba matando. Contigo empieza todo y acaba todo sin ti.
Perdón. Por el malhumor, las bromas pesadas y los chistes sin gracia.
Y gracias. Gracias por estar conmigo a pesar de todo(s). Gracias por las risas, los abrazos, el cariño, el afecto, la comprensión y el amor. Por ti. Porque yo siempre fui el tsunami que aparecía en el tranquilo mar. Y ya no sé como ordenar mi desorden. Pero, gracias a ti, he podido encontrar un hueco para guardar todos los errores.
La vida siempre me enseñó que los que de verdad valen son los que, a pesar de todo, siguen a mi lado. Creo que tú estás en lo alto de la lista y dime tú que eso no es un privilegio.

Como ya dije una vez:
Tengo miedo
porque no he encontrado agujero
más grande que el que quedaría
si te fueras
de mi vida.

Te quiero a más no poder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario